Bloody Mary giró sus tornas en Club Vértigo


BloodyMary
“Habían demasiadas señales energéticas para hacer de esta una noche normal. Desde la mañana se sentía cómo la unión de la luna llena, un eclipse teñido de sangre y una DJ sangrienta para terminar el día me iban a dejar, al menos, una buena historia.
Urbanet me dio entradas para ir a ver a una DJ alemana, ante lo cual yo decidí invitar a Nora, una amiga y hermosa rubia de Berlín. La noche empezó bien. La fila parecía algo larga pero caminaba rápidamente y mientras y yo aprovechaba para hablar de la escena del Deep House en Costa Rica (soy eternamente parrandero y obstinadamente underground).
Después de una corta espera logramos entrar. Yo me encargué de comprar Mokaïs y su delicado sabor de sidra nos energizó de inmediato. Empezamos a bailar al ritmo sensual y aventurero de Musca, una talentosa DJ de San José con un sonido nuevo para mis oídos.
Musca
Mi compañera alemana se movía con ganas. Parecía extrañada de la gente tan bien vestida, todas las chicas con vestidos tan chic. “Allá en Berlín te pones cualquier cosa y sales al Club, como yo ando ahora”. Un par de Mokaïs después Musca nos había dejado sueltos en el main floor. La curiosidad me llevó por un leve momento al Den y la charanga, pero rápidamente volví al Main, a dejar la energía del DJ envolvernos, al mejor estilo del Deep House.
María Wabe inició su set, lo que prometía ser un retumbo para bailar con instinto, como indio alrededor de la fogata ritual, como un africano antiguo buscando sabiduría. En mí esos sonidos hacen salir un africano escondido, empecé a moverme como si estuviera oficiando una ofrenda mística a la energía provocada por la luna… y la recompensa era la liberación de mi cuerpo en el dancefloor. Me encargué de mantener una botella de Mokaï en nuestras manos en todo momento.
Wabe
Con Bloody Mary la salamandra decorando la tarima llamó mi atención de inmediato. Hasta ahora había sido azul o verde, ahora mostraba múltiples colores. Entendí cuál había sido la asociación con algo primitivo, la salamandra parecía salida de una pirámide maya, parecía un viejo dios de nuestros ancestros indígenas.
Bloody
Una necesidad incontrolable de brincar me sacudió, y Nora se unía a mi movimiento. El sonido primitivo se mezclaba con atemorizantes voces como de ultratumba, y el trance se hacía cada vez más real. Había algo profundo en los sonidos… Después me enteré de la costumbre de Bloody Mary de utilizar vinilos en sus conciertos y entendí cómo ese sonido particular y prácticamente imperceptible del vinilo deja una huella más profunda dentro de nuestra percepción, el sonido penetra más nuestra piel, corta con sangre nuestros sentidos. Bloody Mary, hasta el nombre tiene sentido ahora.
Bloody2
En ese momento no estaba tratando de entender, sino de canalizar, ser vehículo de esa música. Normalmente bailo house solo, pero había algo de la luna roja, de Bloody Mary y de los ojos azules de Nora que me enseñaron a bailar acompañado de todo esto, emociones, personas y música. Ella tenía más experiencia en eso. Tomó mi mano y me puso a bailar hasta dejar cada gota de energía en el dance floor.
Tras muchas horas de baile, y muchísimas Mokaï después, Nora me dijo “Vamos”…”
Mokai2

 Créditos: Manuel Yglesias

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